Las adicciones, tristemente habituales en el mundo de los malos hábitos consigue varias cosas y ninguna es positiva; dejar caer en picado nuestra autoestima, anular regularmente nuestra fuerza de voluntad, sentirnos culpables, arruinar nuestra salud, y en muchas ocasiones, ocasionar un gran despilfarro económico. Estas conductas suelen ser automatismos que en origen nacen como un mecanismo compensatorio de algo más personal, de un problema interno no resuelto, de la persona que tiene la adicción.
Suele suceder (como el clásico ejemplo del tabaquismo) que el mal hábito parece que tenga “personalidad” o vida propia. En las sesiones de hipnosis la programación cumple la función de; desactivar el mal hábito, comprender y posteriormente sanar el origen, hacer que la persona vuelva a valorarse y a recuperar de inmediato la autoestima. Aprendemos de todo, y es a través de haber vivido en nuestra piel la creación de conductas equivocadas, que al rectificarlas, nos convertimos en mejores personas. Lo que parecía imposible vuelve a ocurrir; volvemos a valorarnos, y nuestra mente comienza a dar órdenes positivas a nuestra conducta. Estamos delante de una automatización del comportamiento, que puede reprogramarse. El cambio es posible siempre.