¿Cuántas veces nos hemos sorprendido porque estando cansados no logramos conciliar el sueño? ¿Cuántas veces nos hemos despertado repetidamente durante la noche? ¿Nos levantamos por la mañana con la sensación de haber dormido mal o de haber tenido desagradables pesadillas trás muchas horas de supuesto descanso? Si es así, este breve artículo te dará claves para solucionar buena parte de esta incómoda situación.
El día afectará por completo a la noche
Si durante el día estamos en situaciones de tensión en el ambiente laboral, si hemos tenido algún desencuentro con algún familiar o amigo, o los problemas económicos nos han acompañado mentalmente durante todo la etapa diurna; probablemente exportaremos esto a la cama al intentar cerrar los ojos y conciliar el sueño. Sera una tarea difícil entrar en ese deseado descanso porque los pensamientos negativos que se han repetido una y otra vez sin ningún freno complicándonos el día. Estos serán los primeros pensamientos en aparecer de nuevo en la noche impidiéndonos así conciliar el sueño. Este es el enemigo número uno de nuestro descanso. No saber decir ¡Stop! mental y emocionalmente a nuestros problemas; nos hará llevarlos con nosotros a la cama. No sabemos desconectar de ellos y el flujo de pensamientos repetitivos incomodos sigue abierto “hablándonos” interiormente sin parar. Descansamos poco y mal, lo que hace que nos levantemos cansados. Este bucle terrible se repite una y otra vez hasta el infinito sin que sepamos cómo pararlo.
El parche de emergencia
Debido a esta situación, vamos al profesional indicado para ello que nos aporta un ayuda para el sueño: las conocidas pastillas para dormir. ¿Funcionan? ¡Para eso son! El problema es que al no cambiar por nuestra parte la actitud mental errónea y equivocada, siguen repitiéndose durante el día y la noche los mismos resultados mentales: mal humor, insatisfacción, irritabilidad, descontento y nerviosismo, entre muchos otros. Seguimos creando pensamientos recurrentes negativos con las viejas cosas y situaciones de siempre, -el trabajo, la familia, la economía, la vida-, que hacen que lo que debería ser un apoyo médico puntual y eficaz, se convierta también en un mal “parche” al que habrá que colocarle otro parche encima, y luego otro indefinidamente. Se seguirá aumentando la dosis de calmantes con el paso del tiempo porque el problema principal, nuestra mala gestión del control de los pensamientos, sigue sin trabajarse ni mejorarse.
¿La solución?
Reconocer el origen y resolverlo. Hay que afrontar lo que estamos haciendo mal, porque ignorar la causa hará que la situación conflictiva se eternice. ¡Pongámonos manos a la obra a por ello y cambiaremos por completo la situación! Debemos dedicar tiempo a entrenar la actitud, y esto será un proceso sanador real para la mente y las emociones. Para solucionar esta situación debemos: utilizar los conflictos como una herramienta de superación; los problemas como una oportunidad para crecer y ser mejores; saber decir “no” a las personas conflictivas y crear estrategias para que dejen de influir negativamente en nuestra vida; y saber potenciar nuestra intuición para encontrar las soluciones que teníamos justo delante y nos pasaban inadvertidas. En definitiva, efectuar un trabajo de reprogramación mental, de reinicio emocional, de hipnoprogramación positiva durante el día para exportar esta buena sintonía a la noche para dormir plenamente y disfrutar por fin de un excelente descanso nocturno. Con ello no solo conseguiremos por fin esto último, además, resolveremos cosas importantes que estábamos deseando hace tiempo mejorar de nuestra vida.