¿Ha leído en algún periódico que una persona, aparentemente sana y joven, ha fallecido por causas desconocidas o –cuando ya no se sabe que decir- de una “muerte natural”? Vamos a ver una de las variables que pueden producir este fenómeno, íntimamente ligado, a nuestra actitud emocional en la vida.
¿Qué son las emociones?
Decía el psicólogo Stanley Schachter, que “muchas veces un estado emocional no es más que el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación”, y es cierto que así es parte de nuestra idiosincrasia humana
¿En realidad, que son las emociones? Podríamos definir a las emociones como fenómenos multidimensionales, ya que son estados subjetivos. No parecen ocupar un lugar concreto en el espacio y sin embargo existen. También alguien podría decir que son respuestas biológicas y fisiológicas que preparan al cuerpo para una función adaptativa, ya que si tenemos una emoción, de forma automática se producen unos cambios corporales.
Cuidemos la actitud, cuidemos la salud
Muchas personas de mal talante y genio severo, con tendencia a tener “explosiones” emocionales frecuentes, suelen argumentar que “no tengo por qué cambiar”, “porque yo soy así”. Como en todo en la vida, quería decir en este sentido, que tenemos derecho a elegir como somos, pero que una vez dicho esto, los excesos siempre traen consecuencias.
Acudamos a la actividad del sistema nervioso durante una experiencia que nos provoque ira o enfado. Automáticamente se producen una serie de variaciones corporales previsibles y recurrentes, nuestro bombeo del corazón aumenta sus palpitaciones, las manos experimentan una mayor sudoración, nuestra presión sube de forma alarmante y nuestra respiración también se acelera. Es un círculo cerrado. A su vez, ese aumento de la actividad cardiovascular también produce una emoción. Somos conscientes de esa aceleración, amplificamos nuestro enfado, y la segregación de neurotransmisores y de sustancias hormonales aumenta.
Consecuencia: Podemos sufrir una parada en el corazón o crearnos problemas en el sistema vascular del cerebro. Pueden pasarnos cosas muy serias … por culpa de un ataque de ira o mal genio.
Prevenir siempre es importante. Cambiemos las emociones que sabemos que son negativas
Eso significa que las emociones no son más que patrones de respuesta, es cierto, pero con esa respuesta podemos aumentar el problema si la emoción inicial es desagradable y entonces desestabilizar nuestro patrón físico habitual sano y crearle complicaciones.
Nuestra actitud emocional, como hemos dicho en tantas ocasiones, puede mejorar o empeorar nuestras constantes fisiológicas. Avisar de ello, es prevenir, y prevenir es tener una nueva oportunidad de hacer bien las cosas.